Bön
Tulku Lobsang comenzó su educación monástica oficial a la temprana edad de seis años. Empezó al entrar en el monasterio Nangzi Bön. Allí recibió muchas enseñanzas básicas e iniciaciones en esta tradición espiritual del Tíbet.
Para muchas personas, el Tíbet es la tierra del budismo. Pero, de hecho, muchos tibetanos y lamas también practican el Bön, bien de forma independiente o junto con el budismo. Por fuera son budistas, pero por debajo puede haber un núcleo de Bön.
El Bön arraigó mucho antes de la llegada del budismo. Cuando se introdujo el budismo en el Tíbet, alrededor del siglo VII, el Bön fue al principio perseguido y difamado mientras la nueva religión se establecía. No obstante, los bonpos (como se denomina a los practicantes) permanecieron firmes. Con el tiempo, el Bön no solo siguió sobreviviendo, sino que prosperó, mientras las prácticas se adaptaban para incluir aquellos principios del budismo que contribuían a su visión del mundo e impulsaban sus objetivos en el camino. Por ejemplo, la forma superior de Bön, el Dzogchen, se parece mucho al Dzogchen de la Nyingma, que es la más antigua de las cuatro escuelas principales de budismo. Ambas son doctrinas espirituales muy elevadas.
El Bön es una religión antigua, pero que aún está muy viva y en buena forma actualmente.
Los bonpos pretenden armonizar el microcosmos con el macrocosmos. Cuanto más se alinean el individuo, la familia y la sociedad con los ciclos y fuerzas de la naturaleza, menos sufrimiento y más éxito hay en la vida. Los bonpos creen que hay divinidad en todo lo que hay en la naturaleza — en los elementos, así como en cada uno de nosotros. Por lo tanto, es importante desarrollar relaciones positivas entre el individuo y los diferentes aspectos de la naturaleza. De esta forma, los espíritus y las fuerzas de la naturaleza pueden ayudarnos eliminando obstáculos y apoyándonos en nuestro camino de tomar conciencia de uno mismo.
El Bön también nos enseña sobre nuestras energías sanadoras innatas y sobre cómo podemos vitalizarnos y equilibrarnos. Hay muchas técnicas de meditación y movimiento que hacen que nuestra conciencia y sensibilidad sobre los aspectos sutiles de nuestro ser sean más profundas. Aprendemos a conectar con los cinco elementos, que son las cualidades energéticas fundamentales de nuestra naturaleza interior y exterior.
El Dzogchen, una de las enseñanzas más elevadas, forma también parte de la tradición Bön. El objetivo del Dzogchen, o la Gran Perfección, es entrar en el estado natural de la mente, que es luz pura y sabiduría. No hay nada que intentar, nada que aceptar o rechazar, y nada que transformar. Es un estado perfecto en sí mismo, y nos es accesible porque es nuestra naturaleza.
Tulku Lobsang entrelaza la sabiduría de todos los linajes del budismo tibetano y del Bön. Todos ellos nos enseñan sobre la verdadera naturaleza de nuestra existencia. La esencia de las enseñanzas sigue siendo la misma — en el corazón de nuestra naturaleza hay una luz clara y pura y sabiduría, y hay muchos métodos que nos capacitan para realizar esto completamente.